En nombre del P. Vicario, José Parra, de todos los hermanos del vicariato y de la provincia os saludo y os doy la bienvenida en esta vuestra casa.

Algo nuevo se está mascando hoy, aquí en Arcas, lugar donde la mayoría de nosotros nos encontramos, nos conocimos y compartimos años que no olvidaremos.  Fue el comienzo de otras experiencias más o menos largas en las que nos unió “lo dominicano”, quizás “lo misionero” al estilo de aquellas historietas y experiencias que nos contaban aquellos venerables Padres que venían de muy lejos. No importa el rumbo de cada uno: fraile sí, fraile no. Hoy nos volvemos a encontrar para celebrar la amistad, la fraternidad y que nos importa lo que hacemos cada uno, pues seguimos siendo compañeros de caminos diversos que llevan todos al mismo puerto: queremos ser felices juntos y ayudar a ser felices a otros.
               
Como sabéis la Provincia del Rosario ha experimentado y está experimentando cambios profundos. España, ya no es el vivero de vocaciones que durante tanto tiempo surtió a la provincia en Oriente. Hoy es el mismo Oriente quien tira de la provincia y la hace fecunda: China, Myanmar, Corea, Timor, Venezuela, nuevas fundaciones, no las clásicas (Japón, Taiwán, Filipinas, …), han tomado el relevo de lo que en nuestros tiempos comenzaba aquí, en Arcas, en nuestras vidas, con más o menos éxito, no importa.

 “No hay mal que por bien no venga”. No cabe duda que estas circunstancias y otras más o menos influyentes, como cambios en la sociedad, concepciones de la VC más abiertas y menos prepotentes, a partir del Vaticano II, nos han hecho entender, gracias a Dios que vivimos un nuevo ciclo, (bienvenido sea), donde el carisma dominicano no lo consideramos exclusivo de los frailes, ni se tiene en propiedad por el hecho de hacer la profesión y, mucho menos, se conserva con la sola profesión.

Hoy la pregunta no es ¿QUÉ PUEDEN HACER LOS LAICOS, LOS EX?, que poco menos que decir: a ver qué les dejamos hacer, a ver qué les encargamos, sino que la pregunta es: ¡COMO PODEMOS TRABAJAR JUNTOS?, cómo la chispita que nos unió en Arcas y nos separó en el momento que sea, puede volvernos a juntar para sumar, porque juntos podemos no solo hacer más, sino visibilizar mejor el carisma de Domingo, de la Provincia del Rosario.

No quiero ponerme teológico, pero esta especie de vuelta a los orígenes viene provocada por la necesidad que el carisma tiene de rebrotar y nacer con más vitalidad en nuevas situaciones y condiciones para crecer y ser tan fecundo como lo fue en sus comienzos. Esa novedad de aire fresco nos llama a todos a hacer una relectura de la espiritualidad dominicana; dar cabía en nuestra provincia a lo que hoy va a nacer y a tenerlo en cuenta en los proyectos apostólicos... Y, por novedosa, la refundación puede encontrar obstáculos y resistencias al cambio, rupturas o interpretaciones erróneas del carisma, pero debe abrirnos a interpretar la VC no en clave excesivamente vertical sino de ayudarnos a compartir más. Un proceso como el que queremos plantear debería provocar una reflexión teológica sobre el carisma, la espiritualidad y la misión que no solo tenga como sujeto y destinatario un único estado de vida en la Iglesia, el de los religiosos, sino que genere fórmulas y expresiones propias de los distintos estados de vida en la Iglesia.

La asociación que nace hoy aquí tiene la mirada puesta en cómo colaborar, cómo caminar juntos, cómo hacer más visible, con más y distintas personas la espiritualidad dominicana en el vicariato y la provincia. Nace en el año del Jubileo de la Orden, con 800 años de vida. Es un buen momento para juntarnos, para refundarnos. Necesitamos promover la reflexión común sobre como estar unidos, sin vivir juntos; sobre cómo “crecer en amistad apostólica”. Cristo para transformar este mundo, convoca a muchos actores. La evangelización tiene en sí, muy dentro, en su corazón, la necesidad de desplegarse en colaboración. La colaboración no es necesidad de segundo orden. Es vital. En colaboración, la misión no sólo es más productiva, sencillamente es más misión. En colaboración se verifica aquella ecuación extraña que ante el mundo es sorprendente: 2+2 = 5 (¡y no 4!). En el contexto de un mundo necesitado de Dios, una conciencia mayor y nueva de la misión nos abocará a comprendernos y descubrirnos en una mayor y nueva colaboración dentro de la iglesia. Y eso es más de lo que hacíamos… y de lo que éramos.

La casa de la asociación para colaborar es la comunidad: es el punto de encuentro de los que nos asociamos para colaborar en la evangelización.  No hay misión compartida si falta lugar de encuentro. La comunidad es garantía para la misión. ¿Cómo traspasar el umbral de esta casa y disfrutar de su interior? No se trata de un momento ni de un acto aislado, sino de una actitud manifestada a través de un proceso. ¿Haremos este proceso posible?
Quizás según estoy hablando podáis estar pensando en exigencias, en una fe fuerte y necesaria o en una práctica cristiana concreta, de la que todos nos podemos sentir escasos. Pero no. Desde que Jesús vino al mundo sacralizó todo y todos podemos ser artífices de humanidad, todos tenemos sensibilidad, porque la necesitamos para ser felices, para colaborar en la vida del otro y así hacer nuestra vida.

Creo, en fin, que mi bienvenida es a la vez una declaración de intenciones y un compromiso, por parte del vicariato y de la provincia, de los frailes, con vuestra iniciativa a la que apoyamos y de la queremos estar cerca y dentro, pues si no, no sería colaboración en el mismo carisma y no iríamos juntos a la misma misión. Que nuestro Padre Santo Domingo y la Virgen del Rosario nos ayuden a compartir inquietudes y momentos de vida capaces de encontrar otros mundos y situaciones…… Ojalá que, en medio de recuerdos, saludos, encuentros lúdicos encontremos caminos juntos para hacer que fluya algo fuerte e ilusionante.

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*** Palabras de bienvenida en la Asamblea Constituyente de la Asociación de Antiguos Alumnos