Hoy día 24 de marzo de 2081, (si así es ya tengo 77 años) asomada a mi ventana observo con tristeza la aridez del paisaje, el viento azota la ventana y levanta la tierra suelta creando un ambiente desagradable e irrespirable. Qué tristeza no me apetece salir pero mi hija me ha traído a mis queridos nietos María y Lucas, ya que ella no podía hacerse cargo por temas de trabajo. Yo encantadísima de pasar un día entero con ellos, pero les he prometido llevarles al Ambiparque y después de lo que me costó conseguir las entradas y lo carísimas que resultaron tengo que animarme y prepararme para salir.
Recuerdo con añoranza aquellos tiempos en los que salir era un placer, olor a tierra mojada cuando llovía, el olor de las flores, las abejas zumbando, los pájaros cantando….este recuerdo me hace sonreír me acuerdo de mi madre cabreada con ellos porque la manchaban el porche.
Que tiempos, ahora es complicado verlos desde aquel aciago día, el 25 de abril de 2040, que colapsó todo, el calor que sufrimos todo el otoño e invierno desembocó en un aumento muy rápido del deshielo que provocó que el nivel del mar subiera a unos niveles tan altos que muchas zonas sufrieron inundaciones desapareciendo localidades bajo el mar, aumentaron las precipitaciones torrenciales arrastraron la tierra fértil, los árboles, maleza, a la vez existían periodos de extremo calor.
Poco a poco fueron desapareciendo animales, plantas…Los alimentos empezaron a escasear provocando conflictos entre los países. Al final se nos bajaron los humos al ser humano y tuvimos que adaptarnos. Los países crearon un organismo controlador del medio ambiente que dictaminó leyes muy estrictas de convivencia: ya no se podía tener coche particular, el plástico no existe, fuera gases contaminantes, pilas, aparatos electrónicos. Pero aquí estamos, sobrevivimos, año 2081, no tengo mi querido coche, pero mis nietos y yo cogeremos el aerobús que nos dejará a las puertas del Ambiparque.
Lucas el pequeño está como loco, sus nervios contagian a María en el trayecto.- ¡Abu, abu! ¿De verdad vamos a ver cerezos, castaños, rosas, ardillas, ciervos, pájaros, mariposas? - Me pregunta María. Los pasajeros sentados en frente sonríen con añoranza. Yo pienso que ellos también echan de menos aquellos tiempos. - Si María, vamos a ver eso y más. Probaremos cerezas, castañas, nueces.
Me han dicho que nos permiten recolectar 3 a cada uno. Ya veréis que ricas. Y todo está precioso, verde, con muchas flores. Nos podremos tumbar y sentir el frescor. Pero ya sabéis con mucho cuidado de no estropear nada. Ha costado mucho conseguir este ecosistema para que lo disfrutéis y comprobéis como vivíamos antes del colapso. - ¡Abu, abu! - Dijo Lucas, cuando volvamos a casa porfi enséñame fotos de cómo era tu pueblo. Yo sonreí y le prometí enseñarle todo si se portaba bien y comía la merienda sin protestar.
¡Por fin! Llegamos al Ambiparque. Control al entrar, purificación de manos y pies, cambio de ropa, pero enseguida estábamos dentro. ¡Era otro mundo! El aire parecía más puro. Esto activó a los niños que corrieron emocionados por el césped, observando todo como solo ellos saben hacerlo.
Yo sonreía, debido a mi edad no corría pero mi mente volvió a tener 10 años. Mojamos los pies en el agua clara de un riachuelo, vimos peces, renacuajos hasta algún molesto mosquito, pero esta vez ni me molestó. Los niños corrieron tras las mariposas y con todo el cuidado cogieron un caracol, una mariquita…
Comimos las cerezas, las castañas y en el biobar tomamos un vaso de leche y una tostada con queso y membrillo. El tiempo pasó volando, con tristeza oímos la sirena de cierre. Corrimos a los vestuarios para recoger nuestra ropa. Estábamos cansados pero desde luego el día había resultado espectacular. ¡Hacía mucho tiempo que no me lo pasaba tan bien! La verdad que era muy difícil conseguir entradas, yo llevaba 3 años solicitándolas y de no haber sido por mi amiga Rosa que me debía un favor y me las cedió me hubiera tocado esperar otro año.
Abu me dijo María ya en casa, mirando las fotos de mi pueblo cuando yo era pequeña,- ¿algún día todo volverá a ser como antes? Yo respondí optimista, después del gran día, - si María, todos estamos colaborando para que eso ocurra, todos los granitos de arena forman grandes montañas, vamos cariño todos a la cama, es muy tarde y hay que descansar.
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La Asociación de Antiguos Alumnos convocó un certamen literario, sin distinción de edades ni categorías, en conjunción con la Revista AMANECER sobre el tema: "Yo, la Creación y el medio ambiente". Con tres premios, en especie (vales de libros,cuyos títulos elegirán los ganadores), por valor de 120 euros para el primer clasificado, 75 euros para el segundo y 50 euros para el tercero, que fue otorgado a Andrea de las Moras.
