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#1 LAS AVENTURAS DE FINNICK, Ruth de Blas Izquierdo, 3º ESO, Valladolid, Concurso literario Asociación Antiguos Alumnos (1º premio) publicado el 14/06/2021 a las 18:32
Hola, soy Finnick y soy una mantarraya. Vivo en el océano Atlántico y hoy mismo acabo de cumplir seis años, es decir la mitad de mi vida ya que la edad promedio de las mantarrayas macho es de doce años. Odio a los humanos, desde que llegaron al planeta lo único que hacen es destrozar el medio ambiente y contaminar todo lo de su alrededor, incluso mis padres dicen que son un peligro ya que intentan pescar a cualquier ser marino que encuentran, ¡son insoportables!

Mi regalo de cumpleaños es un viaje junto a cuatro amigos míos, es la primera vez que salgo de excursión sin mis padres. Nos hace ilusión ir al océano Pacífico así que Sasha, Nico, Bruce, Laila y yo nos pusimos camino al océano y a explorar territorios desconocidos para nosotros. Tras varios días sin parar de nadar, nos paramos en unas rocas a descansar y comer un poco de plancton, mi manjar favorito. Sin embargo, tras unos minutos de empezar a comer, una gran sombra consigue dejarnos muy a oscuras, miro arriba y veo que un gran buque nos tapa la visión de la superficie.

Consigo hacer que todos mis amigos me miren y comenzamos a nadar lo más rápido posible sin embargo vemos como un trozo de plástico cae al agua justo en frente de mi amigo Bruce, este, desconcertado comienza a analizar el plástico olisqueándolo, mordiéndolo, sin embargo, justo al observar la situación, todos nosotros vemos que la cabeza de Bruce queda atrapada en ese plástico circular y cuándo intento ayudarlo, me doy cuenta que es el plástico que los seres humanos utilizan para unir las latas en un supermercado, mi madre siempre me advirtió de esos plásticos redondos.

Sasha, Nico, Laila y yo comenzamos a tirar de Bruce para que pueda desengancharse, pero oímos un gran estruendo, miramos detrás nuestro y vemos que una gran red está siendo arrastrada por un buque. Cuando nos dimos cuenta, Bruce había sido capturado por la red y a los demás nos pisaba las aletas. Después de una larga persecución, conseguimos escapar todos, excepto Bruce. Comienzo a reflexionar y me doy cuenta que otra vez los seres humanos han conseguido ganar la batalla. Seguimos avanzando como pudimos, aunque la pena debido a la pérdida de Bruce nos pesaba bastante.

Tras varias horas vemos como una enorme masa negra comienza a abalanzarse sobre nosotros. Nadamos lo más rápido que pudimos. Cuando nos quisimos dar cuenta estábamos a salvo, lejos de esa masa. Un pez payaso, con aspecto de sabio, nos preguntó porque estábamos tan alterados. Le preguntamos que era esa masa burbujeante que nos persiguió y nos dijo que era una marea negra.

Según lo que él nos explicó nos dijo que esto ocurría cuándo un barco cargado de petróleo se estrellaba o tenía un accidente, o también ocurría cuando la petrolera que estaba cerca de ese lugar expulsaba sus residuos. Nosotros atónitos por las palabras del sabio le dijimos que si podía aconsejarnos sobre cómo llegar al Pacífico sin correr mucho peligro.

Seguimos los consejos del pez y volvimos a emprender el camino. Justo en ese momento nos encontramos con un escenario concha, es una gran concha abierta donde se dan las noticias y se emiten de manera mundial en todo el mundo marino. La noticia que nos dejó impactados y un poco tristes es la que en ese momento un pez martillo estaba anunciando en la televisión. Un oso polar había muerto debido a la descongelación de los polos en la Antártida como consecuencia del calentamiento global.

Me apenó, pero no me preocupó en exceso ya que no muchas veces voy a esos lugares debido a las bajas temperaturas y los osos polares son muy temperamentales. Tras varios días de viaje, llegamos a un espacio cristalino cuándo de repente noto como mis aletas empiezan a debilitarse y veo como mis amigos empiezan a desintegrarse y desmayarse.

De repente me doy cuenta de que hemos acabado cerca de una central nuclear y nos hemos cruzado con residuos radiactivos. Intento salvar a mis amigos, pero solo Sasha consigue salvarse a duras penas. Ella y yo nos quedamos solos ya que todos nuestros compañeros de viaje estaban muertos y todo por culpa de los humanos. Sin poder contenerme tomé la decisión de volver a casa, ya no aguantaba más este sufrimiento, sin embargo, a lo lejos vemos a un grupo de peces ángeles en un círculo vestidos con gorras verdes y grandes pancartas.

Preguntamos que estaban haciendo y nos dijeron que ellos y muchos peces del Pacífico adoraban a los seres humanos y estaban a favor de ellos. Sasha y yo nos quedamos atónitos por dos razones, la primera, habíamos llegado al Pacífico y la segunda, como los peces pueden estar a favor de los seres humanos, esos seres despreciables que no les importa ni en medio ambiente ni el cambio climático.

Varios años más tarde, los seres humanos y los animales empezamos a convivir de manera pacífica creando objetos de papel y no de plástico, no verter residuos al mar, disminuir la contaminación...


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La Asociación de Antiguos Alumnos convocó un certamen literario, sin distinción de edades ni categorías, en conjunción con la Revista AMANECER sobre el tema: "Yo, la Creación y el medio ambiente". Con tres premios, en especie (vales de libros,cuyos títulos elegirán los ganadores), por valor de 120 euros para el primer clasificado, 75 euros para el segundo y 50 euros. Ruth de Blas consiguió el primer premio con este relato.
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