Un niño de nacionalidad africana de apenas 8 años, de pelo oscuro, ojos muy grandes de una tonalidad marrón y piel chocolate llamado Malik vivía en la ciudad de Nairobi, capital de Kenia.
La familia de Malik era bastante pobre, su padre se dedicaba a la limpieza de las oficinas de un gran empresario de minerales de lujo llamado Nabil Sadir, a cambio de un sueldo muy bajo y su madre se dedica a cuidarle a él y a su hermana pequeña llamada Alika. Vivían en un barrio pobre llamado Kibera, en una chabola en la cual no disponían ni de un baño, limpiaban la ropa en el río Kathita. Apenas veían a su padre porque se iba de casa a las seis de la mañana y volvía por la noche, Malik solía pensar y soñar que algún día serían millonarios y se irían a vivir a una mansión en Westlands, el barrio más rico de Nairobi.
Malik al ser tan pequeño, era muy positivo y pensaba que su padre trabajaba de asesor financiero en las empresas de Nabil Sadir debido a que su madre siempre le había dicho eso. Un día Malik le preguntó a su padre si podía ir a trabajar con él, pero su padre no quería que viera como era su verdadero trabajo. Malik siguió insistiendo, pero su padre le repetía que no.
Una semana después de que su padre le dijera que no podía ir, Malik se despertó pronto y siguió a su padre hasta un bus, Malik entró a escondidas. El bus se dirigía a unos inmensos edificios de más de 20 metros de altura. Cuando el bus paró, Malik continuó siguiéndole hasta uno de esos grandes edificios.
Su padre entró por la puerta, pero como había guardias en la entrada no podía entrar por ahí, entonces buscó otro acceso y encontró una ventana abierta ubicada a tan solo unos dos metros de altura.
Escaló y logró entrar a una sala, en ella había una lona blanca y en el techo una especie de cámara que emitía una luz que se reflejaba en la lona, en la lona blanca se estaban proyectando unos vídeos de niños en una mina buscando diamantes, en uno de los vídeos un señor pegaba con un látigo a un niño porque no había encontrado ningún diamante, Malik tras ver eso se asustó y gritó, al gritar escuchó unos pasos entrando a la habitación, Malik que estaba paralizado de miedo se quedó inmóvil, pensó que iba a entrar un guardia como los que había visto en la entrada, pero afortunadamente para él, el que entró a la sala era su padre.
Malik aliviado le abrazó y su padre le llevo rápidamente a la zona de la limpieza donde guardaba todo el material con el que trabajaba, allí el padre de Malik le preguntó que por qué estaba ahí, Malik le explicó las ganas que tenía de ver donde trabajaba su padre. Su padre en ese momento tuvo que contarle a su hijo que no era asesor financiero y que los niños del vídeo eran los que recolectaban el material que se vendía en la empresa, el padre de Malik le dejó en casa y volvió a trabajar.
Por suerte para Malik, gracias al esfuerzo de su padre, Malik pudo estudiar y conseguir un trabajo en Europa y cuando tuvo los recursos suficientes creó una ONG.
La ONG de Malik defendía los derechos de todos los niños africanos a ser tratados por igual, porque todos somos humanos, consiguió educación gratuita para los niños, médicos que curaran las enfermedades y también su ONG defendía que todas las personas deberían tener al menos suficiente dinero como para poder vivir relativamente bien y que dejara de existir la pobreza.
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La Asociación de Antiguos Alumnos de la Provincia del Santo Rosario convocó, para los alumnos del colegio de Arcas Reales, un
certamen literario, sin distinción de edades ni categorías, en conjunción con la revista AMANECER sobre el tema “Humanismo, pobreza y
distribución de la riqueza”. Con tres premios en especies (vales de libros, cuyos ejemplares elegirán los ganadores) por valor de 120 euros para el primer clasificado, 75 euros para el segundo y 50 € para el tercero. Estos son los relatos ganadores. Este texto es el tercer premio