Humanismo, doctrina que afirma nuestra dignidad como humanos, de nuestro carácter y de nuestro fin, ¿pero realmente todos vamos a lograr nuestro fin en la vida, o habrá gente que se quede a mitad de camino? Realmente creo que hay muchos que no conseguirán ni empezar. La vida es difícil, y creo que todos hemos sido ya conscientes a lo largo de los años, está bien que te esfuerces, está bien que lo intentes... ¿Pero tienes lo necesario?

Dinero, todo en esta vida se basa en el dinero. ¿Quieres comer? Paga. ¿Quieres un hogar? Paga. ¿Quieres tener hijos, que tengan ropa y que tengan una buena educación? Paga, paga y paga.

Para empezar, necesitas un trabajo, ¿es fácil conseguirlo? Realmente no lo sé, puede que aún sea joven para saberlo, pero apostaría diciendo que no; la gente lo intentará, y quién sabe a lo mejor simplemente no hay suficiente trabajo para todo el mundo, y eso provoca las diferentes clases sociales. Mientras a unos les sobra, otros solo piden una pizca de pan.

¿Tiene que ver la zona del mundo? Puede ser que sí. Podemos poner el típico ejemplo de África, absolutamente todos vemos este continente como una zona pobre, que por una parte es cierto, está comprobado que la gente se muere de hambre, de sed...

¿Pero por qué siempre necesitamos compararnos con este tipo de gente? Sal a tu calle, ¿el vagabundo de la esquina está ahí porque quiere? Te aseguro que no. Tenemos la costumbre de pensar en sitios lejanos cuando nos hablan de pobreza, cuando en verdad está mucho más cerca de lo que creemos; mientes si dices que no conoces a alguien con problemas de dinero, a lo mejor hasta has prestado un poco del tuyo. Veo muy difícil solucionar la pobreza si nunca nos paramos a pensar en los que nos rodean y necesitamos viajar lejos para visualizar un hogar necesitado. ¿Sabemos acaso lo que se siente? Imagínate lo que es llegar a casa y ver como vienen tus hijos a abrazarte y saber que no puedes darles lo que necesitan, sentirte un mal padre porque nada es como imaginabas, que soñabas con cenas de Navidad llenas de risas, comida, gente...

Y solo puedes dar a tus hijos una rebanada de pan que sobró del día anterior. Ir viendo como la sonrisa de la cara de los niños se va difuminando poco a poco, que la ilusión se marcha de sus ojos al ver lo que otros niños tienen y que ellos esperan y no tienen nada. Pero aun así los ves y siguen riendo, siguen felices, y te preguntas el porqué; a lo mejor ver la vida desde los ojos de los niños es simplemente más fácil, sin preocuparte de cuánto dinero tienes que llevar a casa, de buscar un trabajo del que dependerá tu vida; desde esos ojos todo es un mundo maravillo y ojalá poder seguir pensando así a lo largo de los años, pero los años pasan y los problemas vienen con ellos y te empiezas a dar cuenta que la vida ya no se basa en pedirle a tus padres que te compren ese juguete que tanto quieres, sino en ser tú quien niega comprarlo.

Y es que desde niños nos hablan de la importancia de ahorrar, y al principio en mi cabeza no entraba por qué yo siendo una niña debía estar guardando el dinero que me daban, pero a medida que pasa el tiempo ya conseguí descubrir el porqué; cuando empiezas a depender de tu propio dinero y no del de tus padres comienzas a valorarlo de verdad, y puedes tardar y hundirte en la miseria o darte cuenta pronto y saber valorar todo lo que tienes desde chico, porque algún día lo perderás y no podrás volverlo a recuperar.

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La Asociación de Antiguos Alumnos de la Provincia del Santo Rosario convocó, para los alumnos del colegio de Arcas Reales, un
certamen literario, sin distinción de edades ni categorías, en conjunción con la revista AMANECER sobre el tema “Humanismo, pobreza y distribución de la riqueza”. Con tres premios en especies (vales de libros, cuyos ejemplares elegirán los ganadores) por valor de 120 euros para el primer clasificado, 75 euros para el segundo y 50 € para el  tercero. Estos son los relatos ganadores. Este texto corresponde al segundo premio